miércoles, 30 de mayo de 2012

Emily Dickinson - Poemas




67

El éxito resulta más dulce
Para quienes nunca lo alcanzan.
Asimilar un néctar
Requiere muy penosa necesidad.

¡Ni una siquiera de las Huestes púrpura
Que hoy porta la Bandera
Puede dar definición
Tan clara de qué el la Victoria

Como el que es vencido-moribundo-
Y en su oído agotado
Estallan mortecinos y claros
Los acordes lejanos del triunfo!

135

El Agua se conoce por la sed.
La Tierra-por los mares navegados
El Arrebato-por el tormento-
La Paz-por el recuerdo de sus batallas-
El Amor, por el Moho de la Memoria-
Por la Nieve, los Pájaros.

165

El Ciervo herido-salta con más fuerza-
Le oí decir al Cazador-
No es sino el Éxtasis que antecede a la muerte-
¡Después el Matorral se queda inmóvil!

¡La Roca conmovida hace brotar un chorro!
¡El Acero pisoteado se alza!
¡Una mejilla está más encendida
Ahí donde la Fiebre clava!

¡El júbilo es la Cota de Malla de la Angustia-
En la que con cautela se escuda,
No sea que alguien descubra la sangre
Y exclame: "estás herido"!

216

A salvo en sus Moradas de Alabastro-
No tocados por la Aurora
Ni tocados del Mediodía-
Yacen los miembros dóciles de la Resurrección-
Muro de raso,
Y Techo de piedra.

Ligera ríe la brisa
Arriba en su Castillo-
Zumba la abeja en el impávido Oído,
Los dulces Pájaros entontan ignoradas cadencias-
¡Ay, cuánta sagacidad aquí perece!

241

Me gusta un asomo de Agonía,
Porque sé que es verdad-
Nadie finge el Espasmo,
Ni simula el Pavor-

En los Ojos se hiela un destello-y es la Muerte-
Imposible falsificar
Las Perlas que enhebra en la Frente
La Angustia cotidiana.

254

La Esperanza es esa cosa con plumas-
Que se posa en el alma-
Y canta la melodía sin su letra-
Nunca se detiene-para nada-

Su sonido es más dulce-con el Viento-
Y resentida ha de ser la tormenta-
Que pudiera derribar al Pajarillo
Que a tantos dio calor-

Le escuché en las tierras más gélidas-
En los Mares más extraños-
Pero jamás, ni en el mayor de los Extremos,
Solicitó una migaja-de Mí.

258

Hay una cierta Inclinación de la luz,
Tardes de Invierno-
Que oprime, como la Gravedad
Del Cántico en los Templos-

Celestial Herida, nos deja-
Sin otra Marca
Que la diferencia interior,
Donde las Significaciones se instalan-

Ninguna puede aprenderse-Cualquiera-
Es la Insignia de la Desesperanza-
Poderosa aflicción
Que el Aire nos depara-
Cuando llega, el Paisaje la escucha-
Las Sombras-contienen la respiración-
Cuando se aleja, es como la distancia
En los ojos de la Muerte-

280

Sentí un Funeral en el Cerebro,
Acompañantes que iban y venían
Pasos-pasos tan sonoros-que era
Como si taladraran el Sentido-

Y cuando ya todos estuvieron sentados,
La Ceremonia, como un Tambor-
Sonaba-y sonaba-hasta que me pareció
Que la  Mente se entumecía-

Oí entonces cómo levantaban la Caja
Y el crujido que atravesaba mi Alma
Con esas Botas de Plomo, otra vez,
Luego el Espacio-comenzó a tocar a muerto,

Y todos los Cielos eran una Campana,
Y la Existencia, era sólo un Oído,
Y yo, y el Silencio, alguna Raza extraña
Náufraga, solitaria, aquí-

Y luego a la Razón se la partió una Tabla,
Y yo caí, y caí-
Hasta tocar un Mundo, en el descenso,
Y llegué al Final de todo conocimiento-entonces-

288

¡Yo soy Nadie! ¿Quién eres tú?
¿Eres-Nadie-también?
¡Ya somos dos, entonces!
¡No digas nada! ¡Nos desterrarían-ya sabes!

Ser-Alguien-¡Qué funesto!
¡Qué vulgar!-como una Rana-
¡Cantándole tu nombre-día tras día-
A la primera Charca que te admire!

No hay comentarios: