sábado, 31 de mayo de 2008
lunes, 26 de mayo de 2008
domingo, 25 de mayo de 2008
VOLUNTAD
Obra de Ernst Fuchs
"Shelling afirma que "el querer es el ser originario". Pero en Shelling, este "querer", como sustancia propulsora de todo lo vivo, tiene la tendencia a "transfigurarse" y "espiritualizarse" con la evolución de la conciencia. Aunque la voluntad comienza oscura, contiene la potencia para hacerse clara. De todos modos, se da en ella además el drama de la libertad y, con ello, del mal. Comparece el mal cuando se invierte el orden de la libertad, cuando allí donde se ha abierto paso ya la luz, a saber, en la conciencia humana, se alza la propia y egotista voluntad oscura sobre la voluntad universal, cuando la inteligencia, la luz de la razón, es utilizada solamente para fines egoístas.
El principio fundamental de la vida en Shopenhauer es asimismo la voluntad. Pero la voluntad no realiza ninguna historia de la glorificación, ninguna evolución hacia lo superior. Lo universal de la voluntad no es su proceso hacia la claridad, sino la oscuridad y el sinsentido de su universalidad. De ahí que para Shopenhauer no hay ningún Dios, ninguna tendencia a la divinización. Y el mal tampoco es la inversión de los principios, que para Shelling eran el de la voluntad propia y el de la voluntad universal. Según Schopenhauer, la razón en principio está sometida a la voluntad, es solamente una de sus funciones. En el hombre -dice Schopenhauer-, la voluntad ha recogido para sí una luz de su entorno, no para iluminar con ella el ser; sino para poder espiar mejor los objetos de su apetito. De todos modos, en Schopenhauer hay también otra razón que se desgaja de la voluntad en el arte o en la ascética. Es la razón suprarracional de la negación de la voluntad. Shelling espera la consumación en el ser, Schopenhauer espera ser redimido del ser."
Fragmento extraído del libro "El mal" de R. Safranski
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literatura,
Rüdiger Safranski
viernes, 23 de mayo de 2008
miércoles, 21 de mayo de 2008
Elvira Hernández
CIUDAD INTERIOR
No puedo ser otra cosa que la pensativa del Patio de los
Callados, la llorosa del Parque de los Reyes,
la olvidadiza
............................................... ni otra
que la que recoge papeles con sangre
............................................................... ni
aquella que no quiere el balazo solipsista
...................... porque nada desaparecerá
A ratos soy la misma, la Una, la del espejo
A ratos soy la misma, la Una, la del espejo
que camina con una araña en el ojal......................................................
la sombra
que se pegó al hombre que dobló la esquina
............. y duele su cuello guillotinado
FUENTE NEPTUNO
Te tomo la palabra. ¡Bah! ¡Qué haces aquí! Esto es peor que
cruzar la Avenida Cardenal Caro. O que Escilas y Caribdis en
seco. No se respira el salobre mar sino amoniaco puro. Amén del
monóxido y el hollín por mil. Es el Novus Orbis vomitado:
Ngechén en la Cruz y en la picana. Es la noche bajo el tridente,
dando tumbos por las escalinatas, por la Escala Unica sin un
peso en los bolsillos. Pronto aparecerán tus pescados de acá, la
corte milagrosa para el Mirón del Cerro. Los príncipes del
peñascazo se quedarán en las laderas salivando un pito. Las
reinas de la noche pasarán derecho al fornicatorio. Los caminos
yacen atestados y el cerro se mueve como un pulpo. Los reyes
del sablazo establecen pronto sus capitales. Los vampiros tienen
puestos sus guantes de gasa. El Mohicano encendió su fogata y
yo he lanzado mis cupidos a más no poder. Es mi única
transacción la que se pierde en el aire, un chorro sin destino.
Mojo la cara en tus aguas y no logro quitarme la sarna de
maldito. Nunca tuve proposiciones que hacerle a la vida.
YO TAMBIÉN HE HECHO DE POETA
Con agilidad he trepado la maraña de cuerdas.
He caminado por el vacío como si no tuviera pies.
He pasado largamente suspendida como si dependiera de tus ojos.
En dos lágrimas se ha sostenido la complejidad de mi equilibrio.
Parada sobre mi cabeza fustigué a todas las bestias negras en el redondel.
Tragué saliva vaga un poco de fuego y polvo raro.
Quebré fidelidades zurcí fracasos envenené amores.
Hice ilusionismos y entre mis piernas metí a la Gran Serpiente.
Cortaron mi cuerpo en pequeños pedazos que cayeron al agua.
Reí con sorna alegría frente a mi cara de trapecista lúgubre.
Pero sólo pude hacer este gran arte en funciones nocturnas.
DESCLASIFICACIÓN
Soy una hoja al aire, señor
De esas que vienen escritas por los dos lados
Y desprendida de su árbol mayor
- mi propio viento me descuaja
-Por cierto sin genealogía
Por entera volátil.
Sin traza de caminos planeo sobre nadas
- es un vuelo muy elevado –
Por aquí y por allá sobre el pajar relativo
(los granos extraídos son mil veces más vanos)
No creo que lo note, señor
Mi hoja se está cargando de sangre.
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Elvira Hernández,
poesía
domingo, 18 de mayo de 2008
jueves, 15 de mayo de 2008
martes, 13 de mayo de 2008
Francois Villon
BALADA DE LAS DAMAS DE ANTAÑO
Decidme en qué comarca, decidme en dónde
encontrar a Flora, la beldad romana;
dónde Archipiada de la luz se esconde
y Thaís que fuera la su prima hermana;
Eco condenada a repetir, lejana,
el cantar del agua, del monte el ruido,
que tan bella fue cuando lo quiso el hado;
mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?
Decid dónde Heloísa está, la tan juiciosa,
por quien fue castrado y enclaustrado luego
Abelardo el Sabio en Saint-Denis famosa:
pagó con tal pena su imprudente fuego.
¿Dónde aquella reina está, asimismo agrego,
quien a Buridán, que la hubo poseído,
quiso que arrojaran al Sena embolsado?
Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?
La reina Blanca como flor de lis
que con falsa voz de sirena cantaba,
Berta la del gran pie, Beatriz, Alís,
Haremburgis que en todo el Maine reinaba,
y la lorenesa Juana, buena y brava,
que en Rouen quemara el Inglés forajido,
Virgen soberana ¿dónde se han guardado?
Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?
No buscaréis, Príncipe, año ni semana
un oculto sitio al que hayan escapado
sin que mi estribillo cante en vuestro oído:
"Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?"
Sé que a famélicos y a ricos,
a sabios, locos, curas, laicos,
nobles, villanos, grandes, chicos,
bellos, feos, buenos, y avaros,
a damas de alzada esclavina,
de bonete o altos peinados,
su condición sea cual fuere,
los va la muerte devorando.
Y así sea Paris o Helena,
el que muere, muere sufriendo:
sobre su corazón estalla
su propia hiel, pierde el aliento;
después suda ¡Dios qué sudores!
y nadie puede socorrerlo,
que entonces no hay hijo ni hermano
que le quiera canjear el cuerpo.
La muerte lo hace temblar, lívido,
le hincha las venas, le hincha el cuello,
le afloja la carne, le agranda
los tendones que unen los huesos...
¡Oh, tierno cuerpo femenino!
¿Deberás sufrir tal tormento?
¿Tú, pulido, dulce, y precioso?
Sí, o subir vivo a los cielos.
BALADA DE LAS DAMAS DE ANTAÑO
Decidme en qué comarca, decidme en dónde
encontrar a Flora, la beldad romana;
dónde Archipiada de la luz se esconde
y Thaís que fuera la su prima hermana;
Eco condenada a repetir, lejana,
el cantar del agua, del monte el ruido,
que tan bella fue cuando lo quiso el hado;
mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?
Decid dónde Heloísa está, la tan juiciosa,
por quien fue castrado y enclaustrado luego
Abelardo el Sabio en Saint-Denis famosa:
pagó con tal pena su imprudente fuego.
¿Dónde aquella reina está, asimismo agrego,
quien a Buridán, que la hubo poseído,
quiso que arrojaran al Sena embolsado?
Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?
La reina Blanca como flor de lis
que con falsa voz de sirena cantaba,
Berta la del gran pie, Beatriz, Alís,
Haremburgis que en todo el Maine reinaba,
y la lorenesa Juana, buena y brava,
que en Rouen quemara el Inglés forajido,
Virgen soberana ¿dónde se han guardado?
Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?
No buscaréis, Príncipe, año ni semana
un oculto sitio al que hayan escapado
sin que mi estribillo cante en vuestro oído:
"Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?"
Sé que a famélicos y a ricos,
a sabios, locos, curas, laicos,
nobles, villanos, grandes, chicos,
bellos, feos, buenos, y avaros,
a damas de alzada esclavina,
de bonete o altos peinados,
su condición sea cual fuere,
los va la muerte devorando.
Y así sea Paris o Helena,
el que muere, muere sufriendo:
sobre su corazón estalla
su propia hiel, pierde el aliento;
después suda ¡Dios qué sudores!
y nadie puede socorrerlo,
que entonces no hay hijo ni hermano
que le quiera canjear el cuerpo.
La muerte lo hace temblar, lívido,
le hincha las venas, le hincha el cuello,
le afloja la carne, le agranda
los tendones que unen los huesos...
¡Oh, tierno cuerpo femenino!
¿Deberás sufrir tal tormento?
¿Tú, pulido, dulce, y precioso?
Sí, o subir vivo a los cielos.
lunes, 5 de mayo de 2008
Alejandra Pizarnik
SOUS LA NUIT
.
A Y. Yván Pizarnik de Kolikovski, mi padre
.
Los ausentes soplan grismente y la noche es densa.
La noche tiene el color de los párpados del muerto.
Toda la noche huyo, encauzo la persecución y la fuga,
canto un canto para mis males,
pájaros negros sobre mortajas negras.
Grito mentalmente, el viento demente me desmiente, me confino,
me alejo de la mano crispada, no quiero saber otra cosa que este clamor,
este resolar en la noche, esta errancia, este no hallarse.
Toda la noche hago la noche.
Toda la noche me abandonas lentamente como el agua cae lentamente.
Toda la noche escribo para buscar a quien me busca.
Palabra por palabro yo escribo la noche.
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