viernes, 27 de julio de 2007

George Bataille

ONCE POEMAS RETIRADOS DE EL ARCANGÉLICO
mi locura y mi miedo
tienen grandes ojos muertos
la fijeza de la fiebre
.
lo que mira en esos ojos
es la nada del universo
mis ojos son ciegos cielos
.
en mi impenetrable noche
lo imposible está clamando
todo se derrumba


***


almanaque de lejía de tinta
inmortalidad de poeta velludo
poesía cementerio de obesidad
.
adiós terneras licenciosas
dulces muertos en hábitos de mujeres desnudas
.
adiós mentira sueños
***
prurito infinito de hormigas arresto
trilla de papeles mostachos polvorientos
vagonetas de fiebre
.
columnata de lluvia loca
susurros de sudarios infectos
fúnebre impudor de los humanos huesos
.
allí una muchedumbre amontona las cajas del quizá
un gendarme en camisa en lo alto de un tejado
blande una guadaña el demonio
***
te pierdo en el viento
entre los muertos te cuento
un cordón indispensable
entre el corazón y el viento
***

Nada tengo que hacer en este mundo
sino arder
de amor por ti muero
.
tu ausencia de reposo
un viento loco silva en tu cabeza
enferma de haber reído
me huiste por un amargo vacío
que te desgarra el corazón
.
desgárrame si tu quieres
mis ojos te encuentran en la noche
ardiendo de fiebre
***
Tengo frío en el corazón y tiemblo
desde las profundidades del dolor te llamo
con un grito inhumano
como si pariera
.
tú me ahogas como la muerte
lo sé desgraciadamente
sólo te encuentro agonizando
eres bella como la muerte
.
todas las palabras me ahogan
***


estrella horada el cielo
grita como la muerte
ahoga
.
no quiero vivir
que dulce es ahogarme
la estrella que se eleva
está fría como una muerta
***


véndame los ojos
amo la noche
mi corazón es negro
.
empújame a la noche
todo es falso
sufro
.
el mundo huele a muerte
los pájaros vuelan con los ojos reventados
eres sombría como un cielo negro
***


la fiesta comenzará
en el lodo y en el miedo
.
las estrellas caerán
cuando la muerte se acerque.
***


Eres el horror de la noche
te amo como se agoniza
eres débil como la muerte
.
te amo como se delira
sabes que mi cabeza muere
eres la inmensidad el miedo
.
eres bella como matar es bello
con el corazón desmesurado me ahogo
tu vientre esta desnudo como la noche.
***


Me arrastras hacia el final
la agonía ha comenzado
nada más tengo que decirte
nada desde la tumba
y las tumbas son mudas.

Nosotros los marcados, parecíamos con razón extraños, incluso locos y peligrosos. Habíamos despertado, o estábamos despertando, y nuestro empeño estaba dirigido a una mayor conciencia; mientras que el empeño y la búsqueda de los demás iba a subordinar, cada vez con más fuerza, sus opiniones, ideales y deberes, su vida y su felicidad, a los del rebaño. También entre aquéllos había empeño, y fuerza y grandeza. Pero mientras nosotros, los marcados, creíamos representar la voluntad de la naturaleza hacia lo nuevo, individual y futuro, los demás vivían en una voluntad de permanencia. Para ellos la humanidad -a la que querían con la misma fuerza que nosotros- era algo acabado que había que conservar y proteger. Para nosotros, en cambio, la humanidad era un futuro lejano hacia el que todos nos movíamos, cuya imagen nadie conocía, cuyas leyes no estaban escritas en ninguna parte.

Grabriela Mistral
LOS SONETOS DE LA MUERTE

I

Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
.
Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
.
Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.
.
Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!

II


Este largo cansancio se hará mayor un día,
y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
arrastrando su masa por la rosada vía,
por donde van los hombres, contentos de vivir...
.
Sentirás que a tu lado cavan briosamente,
que otra dormida llega a la quieta ciudad.
Esperaré que me hayan cubierto totalmente...
¡y después hablaremos por una eternidad!
.
Sólo entonces sabrás el por qué no madura
para las hondas huesas tu carne todavía,
tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.
.
Se hará luz en la zona de los sinos, oscura;
sabrás que en nuestra alianza signo de astros había
y, roto el pacto enorme, tenías que morir...

III


Malas manos tomaron tu vida desde el día
en que, a una señal de astros, dejara su plantel
nevado de azucenas. En gozo florecía.
Malas manos entraron trágicamente en él...
.
Y yo dije al Señor: -"Por las sendas mortales
le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!
.
¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!
Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor"
.
Se detuvo la barca rosa de su vivir...
¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?
¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!

jueves, 26 de julio de 2007


Antonin Artaud

Lo difícil es encontrar su lugar exacto y reencontrar la comunicación consigo mismo. El todo está en una cierta floculación de las cosas, en el parecido de toda esa pedrería mental alrededor de un punto que está precisamente por encontrar.
Y he aquí lo que pienso de la mente:
SEGURAMENTE LA INSPIRACIÓN EXISTE
Y hay un punto fosforescente donde toda la realidad se reencuentra, pero transformada, metamorfoseada -¿y por qué?-, un punto de mágica utilidad de las cosas. Y creo en los aerolitos mentales, en las cosmogonías individuales.
Sabéis lo que es la sensibilidad suspendida, esa vitalidad terrorífica y partida en dos, ese punto de cohesión necesaria en la que el ser no se alza más, ese sitio amenazador, ese lugar aterrante.
***
Si uno pudiera probar solamente su nada, si uno pudiera reposar en su nada y que esa nada no fuera una cierta forma de ser, pero tampoco la muerte total.
Es tan duro dejar de existir, dejar de estar dentro de algo. El verdadero dolor es sentir cómo se desplaza nuestro pensamiento en uno mismo. Pero el pensamiento como un punto no es seguramente un sufrimiento.
Estoy en el instante en que no me aferro más a la vida, pero llevo conmigo todos los apetitos y las insistentes titilaciones del ser. No tengo más que una ocupación: volverme a hacer.
***
Hay una angustia ácida y turbia, tan potente como un cuchillo, y en la que el descuartizamiento tiene el peso de la tierra, una angustia de relámpagos, en puntuación de simas, cerradas y apretadas, como chinches, como piojos duros, cuyos movimientos están congelados, una angustia donde el espíritu se estrangula y se corta a sí mismo -se mata.
No consume nada que no le pertenezca, nace de su propia asfixia.
Es una congelación hasta la médula, una ausencia de fuego mental, una carencia de circulación de la vida.
Pero la angustia opiácea tiene otro color, no tiene esa caída metafísica, esta maravillosa imperfección de acento. La imagino llena de ecos y de cuevas, de laberintos, de retornos; llena de lenguas de fuego parlantes, de ojos mentales en acción y del chasquido de un sombrío rayo, pleno de razón.
Pero entonces imagino bien centrada al alma, y siempre en el infinito divisible, y transportable como algo que es. Imagino al alma sensible, que a la vez lucha y consiente y hace girar sus lenguas en todos los sentidos, multiplica su sexo -y se mata.
Es necesario conocer la verdadera nada deshilada, la nada que no tiene ya órgano. La nada del opio tiene en sí la forma de una frente que piensa, que ha encontrado el sitio del negro orificio.
Yo hablo de la ausencia de orificio, de un sufrimiento frío y sin imágenes, sin sentimientos, que es como un choque indescriptible de fracasos.
Charles Baudelaire

HIMNO A LA BELLEZA
¿Bajas del hondo cielo o emerges del abismo,
Belleza? Tu mirada infernal y divina
confusamente vierte crimen y beneficio,
por lo que se podría al vino compararte.
.
Albergas en tus ojos al poniente y la aurora,
cual tarde huracanada exhalas tu perfume;
son un filtro tus besos y un ánfora tu boca
que hacen cobarde al héroe y al niño valeroso.
.
¿Del negro abismo emerges o bajas de los astros?
Como un perro, el Destino sigue ciego tu falda,
al azar vas sembrando el luto y la alegría
y todo lo gobiernas sin responder de nada.
.
Caminas sobre muertos, Belleza, y de ellos ríes;
el horror, de tus joyas no es la menos hermosa,
y el crimen, entre todas tus costosas preseas,
danza amorosamente sobre el vientre triunfal.
.
La aturdida falena vuela hasta ti, candela,
crepita, estalla y grita: ¡Bendigamos la llama!
El amante jadeando sobre su bella amada
semeja un moribundo que su tumba acaricia.
.
Que tú llegues del cielo o el infierno, ¿qué importa?,
Belleza, inmenso monstruo, pavoroso e ingenuo,
si tu mirar, tu risa, tu pie, me abren las puertas
de un infinito que amo y nunca conocí.
.
Satánica o divina, ¿qué importa? Ángel, Sirena,
¿qué importa?, si tú vuelves -hada de ojos de raso,
resplandor, ritmo, aroma, ¡oh mi señora única!-
menos odioso el mundo, más ligero el instante.

miércoles, 25 de julio de 2007

Emily Dickinson

SENTÍ UN FUNERAL EN MI CEREBRO
Sentí un funeral en mi cerebro,
los deudos iban y venían
arrastrándose -arrastrándose -hasta que pareció
que el sentido se quebraba totalmente -
.
y cuando todos estuvieron sentados,
una liturgia, como un tambor -
comenzó a batir -a batir -hasta que pensé
que mi mente se volvía muda -
.
y luego los oí levantar el cajón
y crujió a través de mi alma
con los mismos botines de plomo, de nuevo,
el espacio -comenzó a repicar,
.
como si todos los cielos fueran campanas
y existir, sólo una oreja,
y yo, y el silencio, alguna extraña raza
naufragada, solitaria, aquí -
.
y luego un vacío en la razón, se quebró,
caí, y caí -
y di con un mundo, en cada zambullida,
y terminé sabiendo -entonces -
***
POEMA 739
Muchas veces pensé que la paz había llegado
cuando la paz estaba muy lejos-
como los náufragos- creen que ven la tierra-
en el centro del mar-
.
y luchan más débilmente -sólo para probar
tan deshauciadamente como yo-
cuántas ficticias costas-
antes del puerto hay-
***
SOY NADIE

Soy nadie. ¿Tú quién eres?
¿Eres tú también nadie?
Ya somos dos entonces. No lo digas:
lo contarían, sabes.
.
Qué tristeza ser alguien,
qué público: como una rana
decir el propio nombre junio entero
para una charca admiradora.
Arthur Rimbaud
BAILE DE LOS AHORCADOS
En la horca negra, amable manca
bailan y bailan los paladines,
los flacos paladines del diablo,
los esqueletos de los Saladinos.
.
Mi señor Belcebú tira de la corbata
de sus títeres negros que hacen muecas
sobre un fondo celeste,
y les hace bailar, de un puntapié en la frente,
a los acordes de un antiguo villancico.
.
Los títeres, chocando, entrelazan
sus brazos escuálidos:
como órganos negros, los agujereados
pechos, que en otro tiempo
abrazaron gentiles damiselas,
se entrechocan repetidamente
en un horrible amor.
.
¡Hurra, alegres danzantes que ya no tenéis panza!
¡Podéis dar volteretas, el tablado es muy amplio!
¡Aúpa! ¡Que no se sepa si es batalla o si es danza!
(Rabioso Belcebú en sus violines rasca que te rasca...)
.
¡Oh, duros calcañares, jamás gastáis sandalias!
Casi todos se han quitado su camisa
de piel; el resto no es ya tan desagradable
y se ve sin reparos. En los cráneos
pone la nieve un sombrero blanco.
.
Los cuervos, cual penachos, se posan sobre estas
cabezas de chorlito, un pingajo tiembla en
sus barbillas escuálidas:
se diría que son esforzados guerreros inflexibles
revoloteando en sombrías refriegas,
golpeando armaduras de cartón.
.
¡Hurra! ¡Que el viento silba
en el gran baile de los esqueletos!
el patíbulo negro muge como si fuera
un órgano de hierro. Y los lobos responden
desde bosques violeta: y allá en el horizonte
el cielo tiene un rojo color de infierno...
¡Eh! ¡Quitadme de encima a estos capitanes
fúnebres que desgranan disimuladamente con sus dedazos rotos
un rosario de amor sobre sus pálidas
vértebras!: ¡Muertos, que esto no es un convento!
.
¡Oh mirad cómo, en medio de la danza macabra,
brinca en el cielo rojo un loco esqueletón.
se encabrita como un caballo desbocado:
y, sintiendo en su cuello aún la brida tirante,
crispa sobre su fémur que cruje sus meñiques
con chirridos que suenan a risitas de mofa,
y, como un saltimbanqui entrando en su barraca,
da volatines en el aire
entre los cánticos de las osamentas.

En la horca negra, amable manca,
bailan y bailan los paladines,
los flacos paladines del diablo,
los esqueletos de los Saladinos.

***
SENSACIÓN
En las tardes azules del verano,
por los rastrojos picoteado,
iré por los senderos a pisar la menuda
hierba, y entre mis pies
sentiré, soñador, su frescura, dejando
que el viento bañe mi cabeza desnuda.
.
No diré nada, en nada pensaré:
el amor infinito me subirá hasta el alma
y me iré lejos, lejos, como un bohemio cualquiera
por la Naturaleza- tan contento
como una hembra.

martes, 24 de julio de 2007

Pablo de Rokha
IMPRECACIÓN A SATANÁS
Sobre el pensamiento y la muerte, al final, al final del hombre, la vida, la vida y sus causas... al final!, muy lejos de vosotros, muy lejos, frente a MI, tú, oh! sueño funeral, gris como el entendimiento vegetal o botánico de un árbol, hijo de mujer, hijo de mujer dominas el espectáculo; sideral y aúllas, aúllas, aúllas, aúllas, mueves tus días fatales amarillentos lomismo que atardeceres lluviosos u hombres idiotas, e impones, iconoclasta y ácido, la perspectiva imperial que el sufrimiento humano, el sufrimiento humano imaginó, a manera de cumbre soleada por el sol muerto del vacío, para tí, Satanás.
***
Creo en Dios, como el espanto inicial del conocimiento, la mentira animal prolongándose inmensa y dolorosamente hacia la eternidad balbuciente de las últimas, pálidas, pálidas, últimas e inútiles experiencias, el espectro monumental, crepuscular o absurdo del bimano que emerge, emerge, emerge agobiado con el misterio azul de los anchos asombros elementales hasta las montañas de la amargura racional; he mirado pasar, TRANQUILAMENTE, al poeta de ayer por el camino, sin crepúsculos, de la belleza habitual, inmóvil con la inmovilidad del concepto e ingenuamente feliz, ingenuamente feliz, ingenuamente feliz, pero tu canto horrible de maldito, alarido de fúnebres, extraordinarios e inhábiles tonos ácidos, mortuorios, ácidos, mortuorios, arrojó a la sombra de mis sesos ardientes la semilla hostil, la semilla hostil, embrión de plantas lúgubres, impudentes, tentaculares, envenenadas cual culebras, el horror, la tragedia que corroe y alumbra, alumbra colmando de canciones agrias, mi verdad superior, Satanás.
***
Tu fealdad que culmina, culmina a fuerza de expresióm estética el dinamismo, la belleza de los fenómenos reales y la ilusión, tu fealdad, tu fealdad es bella, bella, bella, bellísima con el terror sublime del ritmo tremendo, horrendo, tremendo, tremendo, tétrico y movil que hacen temblando, diez, cien planos y mil líneas muertas, truncas, rotas, viajeras de la forma, golondrinas celestes del volumen, ahí donde hay ruido, pánico, frío, frío, frío, frío, frío de soledad, el tiempo y los seres pálidos concluyen y comienzas tú, Satanás.
***
Enemigo del hombre, el odio de la tierra levantó un mausoleo colosal a tu alma, enemigo del hombre, y mientras te abominaron, entonces, cuando tu maldición de los siglos te azotaba la cara con el vómito, el vómito de las congojas aunánimes, en aquel día perfumaba los cielos ENORMES, Satanás.
***
Constituyes lo dionysiaco, lo dinámico, lo demoníaco, la sonora razón de la fuerza, el canto de rebelión coronado de águilas, por eso te maldicen, porque eres como un viento, como un viento, como un viento destructor de ilusiones o como gemido, y chillan las flacas mujeres, sollozan los niños, sollozan los niños, alzan el vuelo, ateridos y horrorizados, ateridos y aterrorizados los pájaros, cuando vienes tronando por tu camino de estrellas despedazadas tu canción estridente, Satanás.
***
Desterrado, nadie te quiso jamás, desterrado!, desterrado! desterrado!, entristecido con el dolor de todas, todas, todas las tristezas, haz andado errabundo con tus manos cargadas de lamentables afectos lamentables, por encima de los cementerios, a la vera de las abandonadas ciudades, las abandonadas ciudades y las casa vacías, el MAS triste de todos los símbolos, y nunca, nunca, nunca, nunca, nunca te dijeron "amigo", Satanás.
***
Yo, extendidas sin rumbo las eternas, dolorosas manos errantes, levantando mi voz por encima de todas las vastas épocas, las vastas épocas, las vastas épocas, pronuncio mi bendición a ti, Satanás; bendito seas, bendito seas, estatua de lo malo, estatua de lo malo y CONDICIÓN del bien, Jehová negro, bendito seas porque egregio, autoritario y solo, solo como yo, solo y aplastado con todas, con todas las desgracias de "los hijos de Adán". Con el escarnio de todos los pueblos las anchas naciones, con la enemistad de todas las cosas, todas las cosas, con la antipatía de los instintos rojos y la amarga abominación eterna de las criaturas que pueblan los profundos cielos admirables, la cansada tierra y el mar elevas tus plegarias al infinito, hermano mío, hermano mío, como el más grande, como el MÁS grande de TODOS los monumentos al dolor, Satanás, hermano mío!...

sábado, 21 de julio de 2007


6. EL PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO

"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene
su causa; todo sucede de acuerdo con Ley; el
azar no es más que el nombre que se le da a
una ley no conocida; hay muchos planos de
causalidad pero nada escapa a la ley".
EL KYBALION
Este principio encierra la verdad de que todo efecto tiene su causa, y toda causa su efecto. Afirma que nada ocurre casualmente y que todo sucede conforme a la Ley. La suerte es una palabra vana, y si bien existen muchos planos de causas y efectos, dominando los superiores a los inferiores, aun así ninguno escapa totalmente a la Ley. Los hermetistas conocen los medios y los métodos por los cuales se puede ascender más allá del plano ordinario de causas y efectos, hasta cierto grado, y alcanzando mentalmente el plano superior se convierten en causas en vez de efectos. Las muchedumbres se dejan llevar, arrastradas por el medio ambiente que las envuelve o por los deseos y voluntades de los demás, si estos son superiores a las de ellas. La herencia, las sugestiones y otras múltiples causas externas las empujan como autómatas en el gran escenario de la vida. Pero los Maestros, habiendo alcanzado el plano superior, dominan sus modalidades, sus carácteres, sus cualidades y poderes, así como el medio ambiente que los rodea, convirtiéndose de esta manera en dirigentes, en vez de ser los dirigidos. Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el juego de la vida, en vez de ser ellos los jugadores o los autómatas movidos por ajenas voluntades. Utilizan el principio, en vez de ser sus instrumentos. Los Maestros obedecen a la causación de los planos superiores a aquel en que se encuentral, pero prestan su colaboración para regular y regir en su propio plano. En lo dicho está condensado un valiosísimo conocimiento hermético: que es que sea capaz de leer entre líneas lo descubra, es nuestro deseo.
.
.
7. EL PRINCIPIO DE GENERACION
.
"La generación existe por doquier, todo tiene
sus principios masculino y femenino; la generación
se manifiesta en todos los planos".
EL KYBALION
Este principio encierra la verdad de que la generación se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino. Esto es verdad, no solamente en el plano físico, sino también en el mental y en el espiritual. En el mundo físico, este principio se manifiesta como "sexo", y en los planos superiores toma formas más elevadas, pero el principio subsiste siempre el mismo. Ninguna creación física, mental o espiritual, es posible sin este principio. La comprensión del mismo ilumina muchos de los problemas que tanto han confundido la mente de los hombres. Este principio creador obra siempre en el sentido de "generar", "regenerar" y "crear". Cada ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio. Se deseáis conocer la filosofía de la creación, generación y regeneración mental y espiritual, debéis estudiar este principio hermético, pues él contiene la solución de muchos de los misterios de la vida. Os advertimos que este principio nada tiene que ver con las perniciosas y degradantes teoría, enseñanzas y práctica, que se anuncian con llamativos títulos, las que no son más que una prostitución del gran principio natural de generación. Tales teorías y prácticas no son más que la resurrección de las antiguas doctrinas fálicas, que sólo pueden producir la ruina de la mente, del alma y del cuerpo, y la Filosofía Hermética siempre ha alzado su verbo de protesta contra esas licencias y perversiones de los principios naturales. Silo que deseáis son tales enseñanzas, debéis irlas a buscar a otra parte: el hermetismo nada contiene sobre ellas. Para el puro, todas las cosas son puras; para el ruin todas son ruines.


4. EL PRINCIPIO DE POLARIDAD

"Todo es doble; todo tiene dos polos; todo,
su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos
son lo mismo; los opuestos son idénticos
en naturaleza, pero diferentes en grado;
los extremos se tocan; todas las verdades son
semiverdades; todas las paradojas pueden
reconciliarse".
EL KYBALION


Este principio encierra la verdad de que todo es dual, todo tiene dos polos; todo su par de opuestos, afirmaciones que son de otros tantos axiomas herméticos. Explica y dilucida las antiguas paradojas que han dejado perplefos a tantísimos investigadores, y que literalmente decían: "La tesis y la antítesis son idénticas en naturaleza, difiriendo sólo en grado"; "los opuestos son idénticos en realidad, diferenciándose en su gradación"; "los pares de opuestos pueden conciliarse, los extremos se tocan"; "todo es y no es al mismo tiempo", "toda verdad no es sino media verdad"; "toda verdad es medio falsa", etc. Este principio explica que en cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y que los "opuestos" no son, en realidad, sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos. El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados de aquella. Mirad un termómetro y tratad de averiguar dónde empieza el calor y dónde termina el frío. No hay nada que sea calor absoluto en realidad, indicando simplemente ambos términos, frío y calor, diversos grados de la misma cosa, y que esta se manifiesta en esos opuestos no es más que los polos de eso que se llama calor, o sea la manifestación del principio de polaridad que nos ocupa. El mismo principio se manifiesta en la "luz" y la "oscuridad", las que, en resumen, no son sino la misma cosa, siendo ocasionada la diferencia por la diversidad de grado entre los dos polos del fenómeno. ¿Dónde termina la oscuridad y dónde empieza la luz? ¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Cuál entre blanco y negro? ¿Cuál entre alto y bajo? ¿Cuál entre positivo y negativo? El principio de polaridad explica esta paradoja. El mismo principio opera de idéntica manera en el plano mental. Tomemos, por ejemplo, el amor y el odio, dos estados mentales completamente distintos aparentemente, y notaremos que hay muchos grados entre ambos; tantos, que las palabras que nosostros usamos para designarlos, "agradable" y "desagradable", se esfuman una en la otra, hasta tal punto que muchas veces somos incapaces de afirmar si una cosa nos causa placer o disgusto. Todas no son más que gradaciones de una misma cosa, como lo comprenderéis claramente por poco que meditéis sobre ello. Y aun más que esto, es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por vibraciones de amor, en la propia mente y en la mente de los demás, lo que es considerado como lo más importante por los hermetistas. Muchos de los que leéis estas páginas habréis tenido experiencias en vosotros mismos y en los demás de la rápida e involuntaria transición del amor en odio y recíprocamente. Y ahora comprenderéis la posibilidad de efectuar esto por medio del poder de la voluntad, de acuerdo con las fórmulas herméticas. El "Bien" y el "Mal" no son sino los polos de una misma y sola cosa, y el hermetista comprende y conoce perfectamente el arte de transmutar el mal en el bien aplicando inteligentemente el principio de polaridad. En una palabra, el "arte de polarizar" se convierte en una fase de la alquimia mental, conocida y practicada por los antiguos y modernos Maestros herméticos. La perfeca comprensión de este principio capacita para cambiar la propia polaridad, así como la de los demás, si uno se toma el tiempo y estudia lo necesario para dominar este arte.



5. EL PRINCIPIO DEL RITMO


"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos
de avance y retroceso; todo asciende y desciende,
todo se mueve como un péndulo; la medida
de su movimiento hacia la derecha, es la misma
que la de su movimiento hacia la izquierda,
el ritmo es la compensación".
EL KYBALION


Este principio encierra la verdad de que todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre los polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad, descrito un momento ha. Hay siempre una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso. Y esta ley rige para todo: solos, mundos, animales, mente, energía, materia. Esta ley lo mismo se manifiesta en la creación como la destrucción de los mundos, en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la vida, en las cosas todas y, es con referencia a esto último que creen los hermetistas que este principio es el más importante. Los hermetistas han descubierto este principio, encontrándolo de aplicación universal, y han asimismo descubierto ciertos métodos para escapar a sus efectos, mediante el empleo de las fórmulas y métodos apropiados. Emplean para ello la ley mental de neutralización. No pueden anular el principio e impedir que opere, pero han aprendido a eludir sus efectos hasta un cierto grado, grado que depende del dominio que se tenga de dicho principio. Saben cómo usarlo, en vez de ser usados por él. En este y en otros parecidos métodos consiste la ciencia hermética. El Maestro se polariza a sí mismo en el punto donde desea quedarse, y entonces neutraliza la oscilación rítmica pendular que tendería a arrastrarlo hacia el otro polo. dos los que han adquirido cierto grado de dominio sobre sí mismos ejecutan esto hasta cierto punto, consciente e inconscientemente, pero el Maestro lo efectúa conscientemente, y por el solo poder de su voluntad alcanza aun grado tal de estabilidad y firmeza mental casi imposible de concebir por esa inmensa muchedumbre que va y viene en un continuado movimiento ondulatorio, impulsada por ese principio de ritmo. Este, así como el de la polaridad, han sido cuidadosamente estudiados por los hermetistas, y los métodos de contrabalancearlos, neutralizarlos y emplearlos, forman una de las partes más importantes de la alquimia mental hermética.


viernes, 20 de julio de 2007

EL KYBALION

LOS SIETE PRINCIPIOS HERMETICOS

"Los principios de la verdad son siete:
el que comprende esto perfectamente posee
la clave mágica ante la cual todas las puertas
del Templo se abrirán de par en par".
Los siete principios sobre los que se basa toda la Filosofía Hermética son los siguientes:

1. El principio de Mentalismo
2. El principio de Correspondencia
3. El principio de Vibración
4. El principio de Polaridad
5. El principio de Ritmo
6. El principio de Causa y Efecto
7. El principio de Generación

1. EL PRINCIPIO DEL MENTALISMO

"El TODO es Mente; el universo es mental".
EL KYBALION
Este principio encierra la verdad de que "todo es mente". Explica que el TODO, que es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de "universo material", "fenómenos de la vida", "materia", "energía", etc., y en una palabra, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y viviente. Explica también que todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Este principio, al establecer la naturaleza mental del universo, explica fácilmente los varios fenómenos mentales y psíquicos que tanto han preocupado la atención del público, y que sin tal explicación no son comprensibles y desafían toda hipótesis científica. La comprensión de este principio hermético de mentalismo habilita al individuo a realizar y conocer la ley que rige el universo mental, aplicándola a su bienestar y desarrollo. Este principio explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, y el cómo y el porqué todas estas están subordinadas al dominio de la mente. Uno de los antiguos Maestros escribió, largo tiempo ha: " El que comprenda la verdad de que el universo es mental, esta muy avanzado en el sendero del adepto". Y estas palabras son tan verdad hoy en día como lo eran cuando fueron escritas. Sin esta clave maestra el adeptado es imposible, y el estudiante que no lo posea, en vano llamará a la puerta del Templo.
.
.
2. EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA
.
" Como arriba es abajo; como abajo es arriba".
EL KYBALION
El principio encierra la verdad de que hay siempre una cierta correspondencia entre las leyes y los fenómenos de los estados de los varios estados del ser y de la vida, y el antiquísimo axioma hermético se refiere precisamente a esto, y afirma: "Como arriba es abajo; como abajo es arriba", y la comprensión de este principio da una clave para resolver muchos de los más oscuros problemas y paradojas de los misteriosos secretos de la Naturaleza. Hay muchos planos que no conocemos, pero cuando aplicamos esa ley de correspondencia a ellos, mucho de lo que de otra manera nos sería incomprensible se hace claro a nuestra conciencia. Este principio es de aplicación universal en los diversos planos, mental, material o espiritual del Kosmos: es una ley universal. Los antiguos hermetistas consideraban este principio como uno de los más importantes auxiliares de la mente, por cuyo intermedio se puede descorrer el velo que oculta lo desconocido a nuestra vista. Su aplicación puede desgarrar un tanto del Velo de Isis, de tal manera que nos permita ver, aunque más no sea, algunos de los rasgos de la diosa. De igual manera que el conocer los principios de la geometría habilita al hombre para medir el diámetro, órbita y movimiento de las más lejanas estrellas, mientras permanece sentado en su observatorio, así también el conocimiento del principio de correspondencia habilita al hombre a razonar inteligentemente de lo conocido a lo desconocido; estudiando la mónada se llega a comprender al arcángel.
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3. EL PRINCIPIO DE VIBRACIÓN
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"Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra".
EL KYBALION
Este principio encierra la verdad de que todo esta en movimiento, de que nada permanece inmóvil, cosas ambas que confirma por su parte la ciencia moderna, y cada nuevo descubrimiento lo verifica y comprueba. Y, a pesar de todo, este principio hermético fue enunciado cientos de años ha por los Maestros del antiguo Egipto. Este principio explica las diferencias entre las diversas manifestaciones de la materia, de la fuerza, de la mente y aun del mismo espíritu, hasta la más grosera forma de materia, todo esta en vibración: cuanto más alta es esta, tanto más elevada es su posición en la escala. La vibración del espíritu es de una intensidad infinita; tanto, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, de igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que está sin movimiento. Y en el otro extremo de la escala hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo. Entre ambos polos hay millones de millones de grados de intensidad vibratoria. Desde el corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula hasta el astro y los universos, todo está en vibración. Y esto es igualmente cierto en lo que respecta a los estados o planos de la energía o fuerza (la que no es más que un determinado estado vibratorio), y a los planos mentales y espirituales. Una perfecta comprensión de este principio habilita al estudiante hermético a controlar sus propias vibraciones mentales, así como las de los demás. Los Maestros también emplean este principio para conquistar los fenómenos naturales. "El que comprenda el principio vibratorio ha alcanzado el cetro del poder", ha dicho uno de los más antiguos escritores.

miércoles, 18 de julio de 2007



Martes, en Bouville

¿Es esto la libertad? A mis pies los jardínes descienden blandamente hasta la ciudad, y en cada jardín se levanta una casa. Veo el mar, pesado, inmóvil; veo a Bouville. Hace un buen tiempo.
Soy libre: no me queda ninguna razón para vivir, todas las que probé aflojaron y ya no puedo imaginar otras. Todavía soy bastante joven, todavía tengo fuerzas bastantes para volver a empezar. ¿Pero qué es lo que hay que empezar? Sólo ahora comprendo cuánto había contado con Anny para salvarme, en lo más fuerte de mis terrores, de mis náuseas. Mi pasado ha muerto. M. de Rollebon ha muerto. Anny volvió para quitarme toda esperanza. Estoy solo en esta calle blanca bordeada de jardines. Solo y libre. Pero esta libertad se parece un poco a la muerte.
Hoy mi vida llega a su fin. Mañana habré dejado esta ciudad que se extiende a mis pies, donde viví tanto tiempo. Ya no seré más que un hombre rechoncho, burgués, muy francés, un hombre en mi memoria, menos ricos que los de Florencia o Bagdad. Llegará una época en que me pregunte: "Pero cuando estaba en Bouville, ¿qué podía hacer durante todo el día?" Y de este sol, de esta tarde, no quedará nada, ni siquiera un recuerdo.
Toda mi vida está detrás de mí. La veo entera, veo su forma, veo los lentos movimientos que me han traído hasta aquí. Hay pocas cosas que decir de ella: una partida perdida, eso es todo. Hace tres años que entré en Bouville solemnemente. Había perdido la primera vuelta. Quise jugar la segunda y también perdí; perdí la partida. Al mismo tiempo, supe que siempre se pierde. Sólo los cochinos creen ganar. Ahora voy a hacer como Anny, me sobreviviré. Comer, dormir. Dormir, comer. Existir lentamente, dulcemente, como esos árboles, como un charco de agua, como el asiento rojo del tranvía.
La náusea me concede una corta tregua. Pero sé que volverá; es mi estado normal. Sólo que hoy mi cuerpo está demasiado agotado para soportarla. También los enfermos tienen afortunadas debilidades que les quitan, por algunas horas, la conciencia de su mal. Me aburro, eso es todo. De vez en cuando bostezo tan fuerte que las lágrimas me ruedan por las mejillas. Es un aburrimiento profundo, profundo, el corazón profundo de la existencia, la materia misma de lo que estoy hecho. No me descuio, por el contrario; esta mañana tomé un baño, me afeité. Sólo que cuando pienso en todos esos pequeños actos cuidadosos, no comprendo cómo pude ejecutarlos; son tan vanos. Sin duda el hábito los ejecuta por mí. Los hábitos no están muertos, continúan afanándose, tejiendo muy despacio, insidiosamente, sus tramas; me lavan, me secan, me visten; como nodrizas. ¿Habrán sido ellos, también, los que me trajeron a esta colina? Ya no recuerdo cómo vine. Por la escalera Dautry, sin duda; ¿pero subí realmente, uno por uno, sus diez peldaños? Lo que quizá sea aún más difícil de imaginar es que después voy a bajarlos. Sin embargo, lo sé; dentro de un rato me encontraré al pie del Coteau Vert; alzando la cabeza podré ver iluminarse a lo lejos las ventanas de estas casas que están tan cerca. A lo lejos, sobre mi cabeza; y este instante, del que no puedo salir, que me encierra y me limita por todos lados, este instante del que estoy hecho, será un sueño borroso.
Miro, a mis pies, el centelleo gris de Bouville. Bajo el sol, es como montones de conchas, escamas, huesos astillados, casquijo. Perdidos entre esos restos, minúsculos resplandores de vidrio o de mica lanzan con intermitencias luces ligeras. Los arroyuelos, las zanjas, los delgados surcos que corren entre las conchas serán calles dentro de una hora; caminaré por esas calles, entre muros. Dentro de una hora seré uno de esos hombrecitos negros que distingo en la calle Boulibert.
Qué lejos de ellos me siento, desde lo alto de esta colina. Me parece que pertenecen a otra especie. Salen de las oficinas, después de la jornada de trabajo, miran las cosas y las plazoletas con aire satisfecho, piensan que es su ciudad, "una hermosa ciudad burguesa". No tienen miedo, se sienten en su casa, nunca han visto otra cosa que el agua domeñada que sale por los grifos, la luz que surge de las bombillas eléctricas cuando se hace presión en el interruptor, los árboles mestizos, bastardos, sostenidos con horquetas.
Cien veces por día tienen la prueba de que todo se hace mecánicamente, que el mundo obedece a leyes fijas e inmutables. Los cuerpos abandonados en el vacío caen todos a la misma velocidad, el jardín público se cierra todos los días a las dieciséis en invierno, a las dieciocho en verano, el plomo se funde a 335º, el último tranvía sale del Ayuntamiento a las veintitrés y cinco. Son apacibles, un poco taciturnos, piensan en Mañana, es decir, simplemente en un nuevo hoy; las ciudades sólo disponen de una sola jornada que se repite, muy parecida, todas las mañanas. Apenas, la adornan un poco los domingos. Imbéciles. Me repugna pensar que volveré a ver sus caras gruesas y tranquilas. Legislan, escriben novelas populistas, se casan, cometen la extrema estupidez de tener hijos. Entre tanto, la gran naturaleza vaga se ha deslizado a la ciudad, se ha infiltrado en todas partes, en sus casas, en sus oficinas, en ellos mismos. No se mueve, permanece tranquila, y los hombres están bien metidos dentro, la respiran y no la ven, se imaginan que está afuera, a veinte leguas de la ciudad. Yo veo esa naturaleza, yo la veo... Sé que su sumisión es pereza, sé que no tiene leyes: lo que ellos toman por constancia...Sólo tiene hábitos y puede cambiarlos mañana.
¿Y si sucediera algo? ¿Si de golpe se pusiera a palpitar? Entonces comprenderían que está aquí y les parecería que el corazón iba a estallarles. ¿Entonces de que les servirían sus diques y sus murallas y sus centrales eléctricas, sus altos hornos, sus prensas hidráulicas? Puede suceder en cualquier momento, quizá en seguida; éstos son los presagios. Por ejemplo, un padre de familia que va de paseo verá acercársele,por la calle, un guiñapo rojo como empujado por el viento. Y cuando el guiñapo esté muy cerca, verá que es un trozo de carne podrida, manchada de polvo, que se arrastra reptando, brincando, un pedazo de carne torturada que rueda por las alcantarillas proyectando espasmódicos chorros de sangre. O una madre mirará la mejilla de su hijo y le preguntará:"¿Qué tienes ahí? ¿Un grano?" y verá que la carne se hincha, se resquebraja un poco, se entreabre, y en el fondo de la grieta aparecerá un tercer ojo, un ojo risueño. O sentirán suaves roces en todo el cuerpo, como las caricias que los juncos hacen a los nadadores en la ribera. Y sabrán que sus ropas se han convertido en cosas vivas. Y otro encontrará que algo le raspa en la boca. Y se acercará a un espejo, abrirá la boca; y su lengua se habrá convertido en un enorme ciempiés vivo, que agitará las patas y le arañará el paladar. Querrá escupirlo, pero el ciempiés será una parte de sí mismo y tendrá que arrancárselo con las manos. Y aparecerán multitud de cosas para las cuales habrá que buscar nombres nuevos: el ojo de piedara, el gran brazo tricornio, el pulgar-muleta. Y aquel que esté dormido en su buena cama, en su dulce cuarto caliente, se despertará desnudo en un piso azulado, en un bosque de vergas zumbantes, erguidas, rojas y blancas, hacia el cielo, como las chimeneas de Jouxtebouville, con grandes testículos medio salidos de tierra, velludos y bulbosos, como cebollas. Y revolotearán pájaros alrededor de estas vergas y las picotearán y las harán sangrar. El esperma correrá lenta, dulcemente, con burbujitas. O no sucederá nada de todo esto, no se producirá ningún cambio apreciable, pero una mañana, al abrir las celosías, las gentes quedarán sorprendidas porque las cosas estarán pesadamente cargadas de una especie de sentido horrible, como si esperaran. Nada más que esto; pero por poco que dure, habrá cientos de suicidios. ¡Bueno, sí! Que esto cambie un poco, para ver; no pido otra cosa. Entonces veremos a otros bruscamente sumidos en la soledad. Hombres solos, completamente solos, con horribles monstruosidades, correrán por las calles, pasarán pesadamente delante de mí, con los ojos fijos, huyendo de sus males y llevándolos consigo, con la boca abierta y su lengua-insecto batiendo las alas. Entonces lanzaré una carcajada, aunque mi cuerpo esté cubierto de sucias costras opacas que se abrirán en flores de carne, en violetas, en ranúnculos. Me apoyaré en una pared y le gritaré al pasar: "¿Qué habéis hecho de vuestra ciencia? ¿Qué habéis hecho de vuestro humanismo? ¿Dónde está vuestra dignidad de cañas pensantes?" No tendré miedo, o, por lo menos, no más que en este momento. ¿Acaso no será siempre existencia, variaciones sobre la existencia? Todos esos ojos que devorarán lentamente un rostro, estarán de más sin duda, pero no más que los dos primeros. La existencia es lo que temo.
Cae la noche, las primeras lámparas se encienden en la ciudad. ¡Dios mío! Qué natural parece la ciudad a pesar de todas sus geometrías, qué aplastada por la noche. Es tan... evidente desde aquí; ¿es posible que yo sea el único en verlo? ¿No hay en ninguna parte otra Casandra, en la cima de una colina, mirando a sus pies una ciudad sumergida en el fondo de la naturaleza? Por lo demás ¿qué me importa? ¿Qué podría decirle?
Muy despacito mi cuerpo se vuelve hacia el este, oscila un poco y echa a andar.

martes, 10 de julio de 2007

Winett de Rokha

FREUD Y LUNA SIN OJOS
Estaba mi corazón extasiado
frente a los olvidos,
y mis manos de sombra
se calentaban aún en los rescoldos de la luna.
Lava del siglo dominador del aire
arrastraba pupilas y voces agazapadas.
Mi sensibilidad de laboratorio,
marcaba, como un reloj, la hora postrera,
en que todas las cosas vuelven a la infancia.
Sobre mi cara de alba estremecida,
la expectación de las últimas lágrimas...

lunes, 9 de julio de 2007


J. L. Borges
EL LABERINTO
No habrá nunca una puerta. Estás adentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene anverso ni reverso
ni externo muro ni precioso centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.