domingo, 16 de septiembre de 2007


Silvia Plath
ESPEJO
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Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.
Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.
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LA LUNA Y EL TEJO
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Esta es la luz de la mente, fría y planetaria.
Los árboles de la mente son negros. La luz es azul.
Las hierbas se lamentan a mis pies, como si yo fuera Dios,
Hiriendo mis tobillos murmuran su humildad.
Espirituosas brumas humeantes habitan este lugar
separado de mi casa por una hilera de lápidas.
Simplemente no puedo ver si hay un sitio adónde ir.
.
La luna no es una puerta. Es una cara por derecho propio,
Blanca como un nudillo y terriblemente turbada.
Arrastra al mar detrás de sí, como un crimen oscuro; y está en calma
Con el bostezo en O del total desencanto. Yo vivo aquí.
Dos veces cada domingo las campanas sobresaltan el cielo
Ocho grandes lenguas afirmando la Resurrección.
Finalmente, ellas proclaman con sobriedad sus nombres.
.
El tejo apunta hacia arriba. Su forma es gótica.
Sus ojos se elevan por sobre él, y encuentran a la luna.
La luna es mi madre. Ella no es dulce como María.
Sus vestiduras azules sueltan pequeños murciélagos y lechuzas.
Cómo desearía creer en la ternura-
El rostro de la efigie, dulcificado por las velas,
Inclinándose, sobre mí en particular, con ojos indulgentes.
.
¡He caído tanto! Las nubes están floreciendo,
Azules y místicas sobre el rostro de las estrellas.
Dentro de la iglesia, los santos serán todos azules,
Flotando con sus pies delicados sobre los bancos fríos,
Sus cabezas y sus caras rígidas de santidad.
La luna no ve nada de esto. Ella es calva y salvaje.
Y el mensaje del tejo es negrura -negrura y silencio.

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