viernes, 22 de agosto de 2008

ALFONSINA STORNI



RUEGO A PROMETEO


Agrándame tu roca, Prometeo;
entrégala al dentado de la muela
que tritura los astros de la noche
y hazme rodar en ella, encadenada.


Vuelve a encender las furias vengadoras
de Zeus y dame látigo de rayos
contra la boca rota, más guardando
su ramo de verdad entre los dientes.


Cubre el rostro de Zeus con las gorgonas;
a sus perros azuza y los hocicos
eriza en sus sombríos hipogeos:


He aquí a mi cuerpo como un joven potro
piafante y con la espuma reventada
salpicando las barbas del Olimpo.



AGRIO ESTÁ EL MUNDO


Agrio está el mundo
inmaduro,
detenido;
sus bosques
florecen puntas de acero;
suben las viejas tumbas
a la superficie;
el agua de los mares
acuna
casas de espanto.


Agrio está el sol
sobre el mundo,
ahogados en los vahos
que de él ascienden,
inmaduro,
detenido.


Agria está la luna
sobre el mundo;
verde,
desteñida;
caza fantasmas
con sus patines
húmedos.


Agrio está el viento
sobre el mundo;
alza nubes de insectos muertos,
se ata, roto,
a las torres,
se anuda crespones
de llanto;
pesa sobre los techos.


Agrio está el hombre
sobre el mundo,
balanceándose
sobre sus piernas...


A sus espaldas,
todo,
desierto de piedras;
a su frente,
todo,
desierto de soles,
ciego...

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