domingo, 10 de octubre de 2010

GABRIELA MISTRAL - NOCTURNOS


NOCTURNO VI (1)

Lento perdón de diez años,
más lento que río bebido,
más lento que sangre en tierra,
más que lágrima de resina.
Perdón por fin diciendo estoy
por veinte años retenido,
perdón de cantos no cantados,
de los llantos no secados,
de los dioses no servidos,
perdón vestido de viejo polvo,
perdón que llega así transido
*jadeando como las cuestas,
perdón que en noches y que en días
ni al alma mía he prometido
y que baja antes de tu muerte
y madura antes de la mía.
La fiesta sea de mi Arcángel
al ver mi cielo renacido;
la fiesta sea de mis muertos
que cantan viendo mi camino
hasta sus pies, hasta su diestra,
fiesta del corazón temblando
corno un ciervo de regocijo,
y de su grito que es por mí,
y va llegando a Jesucristo.

Nota

(1) Gabriela dio su aprobación al texto.

NOCTURNO VIII (1)

Noche de blanco soberano
en que la luna pavonea,
embaucadora de diamante,
embaucadora de la tierra.
Montaña dura, madre trágica,
como su bruma se aligera; (2)
valle cansado de elegía,
apenas es, apenas pesa,
y cuerpo mío, viejo cuerpo
como una niebla se me enreda.
Yo perdonase en esta noche
y blanquease mi miseria,
y meciese las criaturas
si en mi regazo las tuviera,
en esta luz que quita el peso
de los metales de la tierra,
que toma el peso al encinar
y me lo vuelve polvareda,
y toma el peso de mi casa
y de mi entraña con tristeza.
Sacara de su casa yo (3)
a la mujer color de cera;
sacara de su lecho yo (4)
...

II
Pero yo sé que ella está muerta
la que de lo alto señorea,
que se ha acabado hace mil años,
antes de Lía y de Rebeca,
que saca por el monte nuestro
un pecho lívido de muerta
que echa a mi negra tierra viva
*una mirada que es de cera
y que a mi boca que la dice
apega boca sin aliento.
Solo sabemos su secreto
y conocemos sus riberas,
los que llevamos nuestra entraña
a mitad viva, a mitad seca,
y sin tocarla nos sabemos
lo que no alienta y lo que alienta
por esta sien que nos palpita
y por la otra que... (5)
Niño que duerme le celase; (6)
suaves gacetas le escondiera;
mi cuerpo echase por estera
para que no apaguen su bien
y que no... (7)
A este mar fuerte de mi sangre
y de mi fuerza, bien cubriera
de la falsía de su rostro
y de su blanco de ceguera.
Pero el mar me oye como un hijo
que por amante besa a ella; (8)
y se columpia de su ansia
el mar de donde yo he mi sangre
y en que ha su sangre toda la tierra.

Notas

(1) Gabriela Mistral anota al inicio del poema: "Coro".

(2) "como su bruma se aligera;", "como su niebla se aligera;".

(3) Paralelo a este verso aparece una nota manuscrita por Gabricia que dice:
"Partir hiciera mi tristeza". Ésta no se incorporó en el texto definitivo porque la autora no precisa su ubicación y no hay, en el original, indicios de cuál debiera ser su inserción definitiva.

(4) Estrofa inconclusa en el original.

(5) Estrofa inconclusa en el original.

(6) "Niño que duerme le celase"; "Niño que duerme le guardase".

(7) Estrofa inconclusa en el original.

(8) "que por amante besa a ella;", "que por amante tiene a ella".

NOCTURNO VII (1)

A la hora duodécima
la hora del fino aliento,
pasan silbidos de señales
para cita que no conozco,
pasan en lanas rotas
los... pensamientos. (2)
Pasan, pasan lentas,
arrastradas y sin acento,
pasan quejidos como de niños
y que son de hombres de gran pecho;
pasan en ráfaga caliente
los áridos remordimientos;
pasan aromas de los amantes
en un resuello... y denso, (3)
y cabellos de vagabundos,
de marinos y de mineros,
cabellos con olor de sal
de cuerdas y de establos viejos.
Pasa como lianas y musgos
pasa la flora de los sueños,
tan baja que tocan mi cara
algas y helechos estupendos.
Pasa la fauna de las fiebres
a ras de mí y a ras del suelo,
chacalillos con ojos rojos,
con salamandras en los cuellos
y cobras de badanas vivas
enredando patas de ciervos.
Pasan las cabelleras vivas
de las pobres mujeres muertas
buscando encontrar amantes
y mojarse de nuevos besos.
Pasan locas tribulaciones,
perros negros de aliento seco,
hambres de pan y de mujer
y las hambres del Dios secreto.
Pasan como turbas antiguas
y pasan sin ululamiento.
Pecho dado a la medianoche,
cara ofrecida a mi desvelo,
tactos recibe de la lechuza,
vahos de géiseres secretos,
caldos de llanto inacabable.
Noche de blanco soberano
en que la luna pavonea,
embaucadora de diamante,
embaucadora de la tierra.
Mejor dormir como Rebeca
y como Sara, y sus abuelos,
bajo hojas de palmeras o vigas
de cedro encima de su sueño.
Gruesa sangre que dé el sopor,
duro oído para el silencio,
tranquila como las praderas
y grasa como los becerros...

Notas

(1) Gabriela Mistral dio su aprobación al texto.

(2) "los... pensamientos". Verso inconcluso en el original.

(3) "en un resuello... y denso,". Verso inconcluso en el original.


Poemas tomados de http://www.gabrielamistral.uchile.cl/

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