lunes, 16 de junio de 2008


Rosamel del Valle


Fragmentos de "El sol es un pájaro cautivo en el reloj"


Vivimos el tiempo superlativo. Horrible, ya lo sé. En estos días no se pide vida, se exige muerte. ¿Una idea? Pues, a la muerte. ¿La contemplación? A la muerte. ¿La acción? A la muerte. ¿La ciencia? A la muerte. ¿La soledad? A la muerte. ¿La poesía? A la muerte. Naturalmente, olvidamos ser. Y cuando alguien enjuicia a la vida, todos preparan las horcas. ¡Oh las palabras sombrías! No las tuyas, no las mías. Solamente las del hombre de este tiempo y de todos los tiempos que dice: "Prohibición absoluta de no ser como yo".


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Con permiso. Voy a mirar el sol. Voy a tenderme sobre la hierba a escuchar lo que dicen las cosas mínimas. Porque las cosas mínimas hablan justamente, al revés de lo que se cree, el lenguaje apenas comunicable.

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Lo real y lo irreal, reunidos como en una vida, como en una contemplación, como en una acción, como en una boda, como en una muerte. Iba a decir también como en un nacimiento.Pero hoy no se nace, se muere.


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Cuando la noche entró de repente en la cabeza de aquel hombre que se miraba las líneas de la mano...


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Cuídate de tu poesía. Por la poesía.

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