viernes, 18 de mayo de 2007

Teresa Wilms Montt

Gota tras gota de un bloque de nieve que se deshace al calor de un fuego lento, dejo en las páginas que escribo a diario, sangre de mi vida. ¡Me muero! ¿Estoy muerta ya?
Extraño mal que me roe, sin herir el cuerpo va cavando subterráneos en el interior con garra imperceptible y suave.
¡Me muero!
¿De qué?
Hace ya cuatro meses que ajena al mundo me he encerrado en el aro del misterio y éste se estrecha por momentos a mi cuello cubriéndome de luz la cabeza y de noche el corazón.

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